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Márgenes perilesionales

Introducción:

La piel perilesional es aquella que rodea la lesión, con extensiones que, la mayoría de las veces, dependen del grado de afectación, de la localización o de la magnitud del problema que presenta.

La piel perilesional, al ser inherente a la úlcera, presenta unos problemas y necesita de unos cuidados tan importantes como si estuviéramos actuando sobre el propio lecho de la herida. Por ello, hay que valorar la piel perilesional como variable a tener en cuenta en la terapéutica de las heridas.

La identificación de las diferentes alteraciones de la piel perilesional es fundamental para instaurar un adecuado abordaje integral, desde el inicio del tratamiento.

El equilibrio entre el exudado, el lecho de la herida y el apósito es la clave del cuidado de la piel perilesional.

La gestión efectiva del exudado es una de las piedras angulares para el cuidado de las heridas y de la piel perilesional.

A menudo las alteraciones de la piel perilesional vienen dadas por la utilización de los apósitos y generalmente están en relación con la adherencia y capacidad de manejo del exudado por parte de éstos.

Los problemas más habituales de la perilesión son: maceración, descamación, eritema, excoriación, prurito, dolor, vesículas y edema (tablas 1 y 2).

(Tabla 1. Alteraciones específicas de la piel perilesional)

(Tabla 2. Tratamiento de la piel perilesional)

(Tabla 3. Repercusiones del contacto de la piel con la humedad)

Recomendaciones:

Las intervenciones y recomendaciones se llevarán a cabo en función del riesgo al que esté sometida la piel.

Intervenciones específicas para el mantenimiento de la piel perilesional:

  • Observar la piel perilesional cada vez que se realice el cuidado de la herida.
  • Prevenir mediante protectores cutáneos los problemas relacionados con la exposición a elementos que pueden dañar la piel en zonas de riesgo (incontinencia, exudado ...).
  • La piel perilesional debe mantenerse libre de exceso de humedad y lo más íntegra posible.
  • Valorar la piel perilesional a la hora de escoger un apósito.
  • Utilizar apósitos que absorban y retengan el exudado.
  • Ajustar los tamaños de apósito en las heridas y no al revés.
  • La pauta de cambios del apósito debe indicarse en función de la cantidad de exudado.
  • Realizar de forma muy cuidadosa el manejo de la piel perilesional, ya que el mínimo roce puede conllevar dolor y agresiones.
  • En el tratamiento de la perilesión es imprescindible utilizar productos que posibiliten su visualización y el control periódico.

(Tabla 4. Resumen de los niveles de recomendación sobre la estimulación de los bordes epiteliales según evidencia disponible)