Introducción:
Las heridas pueden presentar un sangrado espontáneo que en ocasiones puede provocar la aparición de un hematoma, aumentando el riesgo de infección y el retraso de su cicatrización. En especial las heridas tumorales, por su hipervascularización.
Dado que en muchas ocasiones el sangrado se produce durante la manipulación de la herida, son muy importantes las medidas preventivas en relación a la técnica del cuidado y desbridamiento y la selección óptima de los apósitos.
En ocasiones el sangrado puede ser un signo de infección local de la herida, presentando un tejido más frágil.
Recomendaciones:
- Humidificar los apósitos potencialmente adheridos al lecho de la herida.
- Lavado de la herida por irrigación suave, sin friccionar la lesión.
- Especial atención en aquellos pacientes con coagulopatías o que tomen anticoagulantes.
- La presión directa con una gasa seca sobre la herida es la primera estrategia para controlar el sangrado.
(Tabla 2. Resumen de los niveles de recomendación en caso de sangrado según evidencia disponible) 